lunes, 22 de abril de 2024

Costras

Clave de lectura: Razones por las que «aquella guerra» continúa ensombreciéndonos.
Valoración: Bueno ✮✮✮✮✩
Música: Lachrymae Antiquae, de John Dowland ♪♪♪
Portada del libro Costras, de Katarzyna Kobylarczyk.

Seguimos maniatados en muchos aspectos por la Guerra Civil, no tenemos remedio.

¿Somos los españoles una «raza» única entre todas las naciones que a lo largo de su historia han sufrido un conflicto parecido? ¿O es que ninguno se le puede comparar?

¿Viviremos siempre roídos por la desconfianza, cuando no el odio entre los hunos y los hotros? ¿La vindicación de las personas asesinadas debe hacerse sin excusas o depende de quiénes fueran los asesinos?

Costras, de Katarzyna Kobylarczyk, fue galardonado con el Premio Ryszard Kapuściński de reportaje literario. Su temática está muy clara: España hurga en sus heridas.

La autora hace un recorrido histórico y geográfico, pero sobre todo humano, a través de pensamientos y actitudes, para averiguar las causas de que los años 1936 a 1975 no cicatricen. Entrevista, escucha, acompaña, ve.

Desde el Valle de los Caídos (hoy Cuelgamuros) hasta las tumbas sin marcar aunque su localización se hubiera susurrado siempre por los ancianos. Por la cultura del «y vosotros más» con que se arrojan reproches en un intento de arrastrar emociones a las trincheras.

[…] a veces, unos días después de la exhumación, la gente llamaba para retractarse de todo lo que había dicho. Pedía que borraran la grabación. Que tacharan sus datos. A veces lo hacían porque les habían llamado sus hijos desde Madrid y les habían prohibido meterse en esos asuntos. «¿De qué te sirve eso, papá? Para qué hurgar en las viejas heridas? Aún te lo van a echar en cara».

No oculta su mensaje de aliento a quienes continúan buscando a las víctimas, ¿por qué habría de hacerlo? Pero tampoco se deja dominar por el partidismo de motivaciones espurias. Quiere entender. Quiere transmitirnos el origen del miedo a la paz.

Porque el miedo genera ira. La ira ciega la razón.

Y sin razón jamás puede haber justicia.


lunes, 15 de abril de 2024

Caín

Clave de lectura: Perseguido por matar a su hermano, su mujer a punto de dar a luz a rastras…
Valoración: Excelente ✮✮✮✮✮
Música: Concertino para guitarra, de Luis Antonio Escobar ♪♪♪
Portada del libro Caín, de Eduardo Caballero Calderón.

Podría argüirse que en la literatura colombiana hay una era a.G.M. y otra d.G.M. Antes y después de García Márquez.

Si nos remontamos al «antiguo testamento» a.G.M., tampoco tengo duda de que Eduardo Caballero Calderón sería uno de los profetas. Para emitir este juicio me baso en su título Caín.

Con una simbología bíblica evidente, Martín, el protagonista, huye a la selva tras asesinar a machetazos a su hermano Abel.

¿Por qué lo ha hecho? ¿Solo por los celos de encontrarse a su embarazada esposa durmiendo con otro hombre?

¿Por los años de humillaciones en el papel de bastardo de don Polo, la poderosa figura que decide los destinos de Sogamoso?

¿Por el desprecio que siente hacia él Margarita, forzada a una boda absurda desde la óptica de su arruinada familia, guardiana de la antigua aristocracia criolla?

¿Por su condición de semiesclavitud entre peones sin tierra? ¿Por haberse unido a la guerrilla de Pedro Palos? ¿Como participante natural en la violencia que habrá de desangrar el país durante los tiempos venideros?

¿Y Abel? ¿Era él «justo» destinatario del castigo? ¿Hizo algo malo aparte de nacer heredero, ser oficial del ejército y, por supuesto, enamorarse de aquella mujer con quien tanto compartió de niño?

Igual que tanto compartió con Martín, que lo adoraba.

La caza al fugitivo se ha iniciado. Su marca es el ojo que parece refulgir en una cuenca sin vida. Muerte llama a muerte.

Dos aspectos a destacar en el comentario: primero, la fuerza que contienen los protagonistas, todos excepcionalmente trazados —aunque me gustaría destacar la complejidad de Margarita, secuestrada por Caín tras el crimen y que en los momentos clave se yergue como apasionada defensora de «su hombre»—.

Segundo, el estilo de Caballero Calderón, que contribuye no poco a la grata experiencia lectora: sin asomo de retablo barroco, sin revueltas ni manierismos, al tiempo que con una belleza expresiva de numerosos quilates. La acción, el ambiente que la rodea, las descripciones…

Afortunado descubrimiento, en resumidas cuentas. Uno merecedor de las «cinco estrellas».


lunes, 8 de abril de 2024

El astillero

Clave de lectura: La decadencia en cada faceta, de la personal a la del astillero sin barcos.
Valoración: Bastante aburrido ✮✮✩✩✩
Música: Oblivion (Astor Piazzolla), de Isabel Pfefferkorn ♪♪♪
Portada del libro El astillero, de Juan Carlos Onetti.

Hay un consenso indiscutido sobre la calidad de gran autor de Juan Carlos Onetti. Su Premio Cervantes, sin ir más lejos.

Y hay una opinión particular que solo representa a quien la expone, según la cual una de sus novelas más celebradas, El astillero, es un gran ladrillo.

Ya lo he dicho.

Por supuesto tengo intención de explorar otros títulos con su firma. El problema va a ser quitarme de la cabeza la fatiga que me ha producido este.

Tercera parte, en orden cronológico de la acción, del conjunto formado por La vida breve y Juntacadáveres, la trama gira alrededor de este último personaje, sobrenombre de Larsen, que retorna a la ciudad de Santa María tiempo después de haber sido expulsado.

Allí se aloja en una pensión, patea las calles con suficiencia, observa, calcula, actúa… De vez en cuando acaricia el revólver bajo la chaqueta.

Y las vueltas del destino, desde que se cruza con Angélica Inés, lo convierten en su prometido y gerente de la empresa marítima de su padre.

Un astillero que se cae a pedazos, del que solo queda ir vendiendo herrumbrosas piezas de maquinaria para sacar unos pesos que mantengan el espejismo de los negocios por venir. En cuanto el señor Petrus convenza a accionistas, acreedores, jueces, al mundo...

El gran teatro, por todos aceptado, se completa con actores como Kunz, el ingeniero, Gálvez, el contable, y una enigmática «mujer» que lleva en sus entrañas al hijo de este último.

Decadencia, ruina, locura, fatalismo, entrelazados sin solución de continuidad. Bien, de acuerdo, pero…

Con unas elipsis brutales. ¿A santo de qué, por ejemplo, de una línea a la que sigue, Larsen es aceptado en la mansión de Petrus y en el despacho principal de la factoría? ¿Qué ha podido ocurrir entre medias?

Quizá los agujeros se aclararían si se conociera previamente Juntacadáveres; a falta de este requisito, no queda más remedio que rellenarlos —insisto, son extensos— con suposiciones propias del lector.

Por otro lado, la sordidez parece invadir también la forma literaria, y abundan las frases, los párrafos, las páginas enteras que se enrollan como una soga hacia la nada, en términos de aporte a la comprensión de la historia. Una cosa es la escritura densa y otra distinta el engrudo, a mi parecer.

Aburrimiento sin remedio, lo peor que podía ocurrir…

P. D.: Como en otras ocasiones, compenso la crítica negativa con una música que me parece… En fin, todo lo contrario.


lunes, 1 de abril de 2024

Esto no es Bambi

Clave de lectura: Así que quieres trabajar en William Golding, ¿eh? ¿Tú lo vales?
Valoración: En la misma diana. ✮✮✮✮✩
Música: Highway to Hell, de AC/DC ♪♪♪
Portada del libro Esto no es Bambi, de David Pérez Vega.

«Jóvenes de alto potencial», nos llamaron. A unos cuantos con merecimiento y a otros, entre los que me incluyo, supongo que para completar el cupo.

El éxito y el fracaso son dos impostores, decía Kipling, pero no estábamos preparados para entenderlo entonces. Ni los buenos ni los mediocres.

Para los herederos de abuelos y padres currantes, las moquetas, los trajes, incluso la posibilidad de cruzarse en el pasillo con un nombre habitual de las páginas color salmón, suponían un acicate. ¡Más horas, más esfuerzo, más, más! ¡Hay que escalar hasta la cumbre!

«Aquellos maravillosos años»…

En fin, si alguna vez tuviera que escribir memorias tragicómicas sobre las mil cosas absurdas que el espíritu de los tiempos me llevó a contemplar o en las que participé, laboralmente hablando, alrededor del cambio de siglo, ya sé qué título tomaría como inspiración.

Esto no es Bambi, de David Pérez Vega, se ajusta casi como un guante.

Los diferentes personajes, a quienes se asigna el rol de narrador en cada capítulo para que entendamos mejor sus propios puntos de vista, se reúnen por vez primera en un training organizado por la firma de auditoría a la que van a prestar servicio —si se demuestran dignos, claro está—. Una de las big five del ramo.

Marta, Carmen, Alfonso, Nerea, Daniel, Javier… Cada uno lleva en la mochila un origen, unos apellidos, un carácter variopinto. Lo que comparten es el sueño de demostrar que el mundo es suyo. Por convencimiento o autoimposición.

Acólitos del sistema, personas en el lugar equivocado, aquellos que flotan, los dispuestos a humillarse si sirve a sus propósitos de poder humillar en el futuro, los que se rompen en el camino…

Y el tono en que están redactadas sus «aventuras», con la vis tanto cómica como reflexiva que señalaba, contribuye notablemente a que esta novela se catalogue como un nuevo acierto en la producción del autor.

Un verdadero acierto, doy fe.


lunes, 25 de marzo de 2024

Mithistórima y otros poemas

Clave de lectura: Poesía de un Premio Nobel.
Valoración: Se queda lejos ✮✮✩✩✩
Música: Yar Ko Parag - Bingeol, de Eleftheria Arvanitaki ♪♪♪
Portada del libro Mithistórima y otros poemas, de Yorgos Seferis.

Mithistórima y otros poemas, del Nobel griego Yorgos Seferis, llama a la puerta de mi piel y esta solo se entreabre.

Las emociones que debería despertarme apenas se agitan en el interior. Deslizo los ojos por sus versos como si fueran la línea del horizonte, demasiado lejana.

Muchos beben del mundo clásico, de imágenes como un bajorrelieve, una cabeza de mármol, gorgonas, la quilla de un barco, la partida hacia otros puertos…

El mar está siempre ahí, susurrante.

Y también el olvido, la nostalgia, la ceniza, la niebla, el tiempo agotado, la muerte…

¿Por qué entonces la sensación de desapego? ¿Qué puede faltar a las palabras del poeta? ¿O qué me falta a mí para sumergirme del todo en ellas?

No puedo explicarlo, a mi pesar. La poesía llena o no llena, es algo que sobrepasa la «racionalidad».

Y Seferis… No, no me llena.


martes, 19 de marzo de 2024

Acciones de la guerra de los Treinta Años

Clave de lectura: Desarrollo de la guerra de los Treinta Años en escenarios menos conocidos.
Valoración: Muy interesante ✮✮✮✮✩
Música: Marche du Régiment du Roy, de Jean-Baptiste Lully ♪♪♪
Portada del libro Acciones de la guerra de los Treinta Años, de William P. Guthrie.

Echémosle un ojo a las Acciones de la guerra de los Treinta Años, de William P. Guthrie. ¿Otra vez?, diréis los habituales de la casa. ¿Pero no había aparecido ya este libro por aquí?

Bueno, solo en parte. Los volúmenes anteriormente comentados fueron las Batallas de la guerra de los Treinta Años, circunscritos a los escenarios centroeuropeos del conflicto.

Para completar el mapa, el autor estudia ahora las campañas llevadas a cabo en Europa oriental, el Báltico, Italia y Francia.

Empieza por quizá las más interesantes en cuanto a potencial desconocimiento del lector: aquellas que asolan Polonia, Lituania, las ciudades del norte de Alemania y alrededores.

En la primera mitad del siglo XVII, la Confederación Polaco-Lituana ejerce su dominio sobre amplios territorios. Y es por ello objeto de apetencia de vecinos como el Imperio ruso, los turcos o, en especial, la ambiciosa Suecia.

Los reyes polacos se defienden con denuedo, si bien la falta de ejércitos permanentes les impide aprovechar los eventuales éxitos más allá de treguas a corto plazo.

Moscú queda de momento a un lado debido a las crisis dinásticas internas (el falso zar Dimitri, el operístico Boris Godunov...). Y para combatir a la Sublime Puerta cuentan con los aliados cosacos.

Por su parte, los hoy tranquilos escandinavos no lo son por entonces tanto. Ya han tenido choques constantes en la zona de Livonia y un nuevo monarca quiere desequilibrar la balanza.

Gustavo II Adolfo, el León del Norte, anda a malas con su primo Segismundo (quien, sobre el papel, disfruta de igual derecho al trono de Estocolmo que al de Varsovia) y ensaya a su costa las tácticas que habrán de llevarle hasta la exitosa jornada de Lützen, unos años más tarde, frente a los imperiales.

En cuanto a los campos de batalla de Italia y Francia, la partida se disputa entre la Monarquía Hispánica y su mortal enemigo, el maquiavélico Richelieu. Ambos con sus respectivos —y tornadizos, según las circunstancias— aliados locales: Milán, Génova, Saboya…

Al cardenal le interesa cerrar el «Camino Español» que conecta Flandes con el Mediterráneo, y a Madrid le es vital mantenerlo. Gastando lo menos posible, eso sí, que los galeones de Indias no dan abasto en sus bodegas para pagar tantos frentes.

Aunque gastar lo justo implica disponer de menos tercios de los aconsejables, llegado el momento. En la complicada orografía italiana parecen a menudo a punto de prevalecer, pero… Unas veces van hacia adelante, atacando con uñas y dientes, y otras hacia atrás, defendiéndose con dientes y uñas.

La Fronda, el conflicto que golpea las tierras galas tras las muertes de Richelieu y de Luis XIII, constituye quizá la última oportunidad para Felipe IV. Incluso el Gran Condé, el más prestigioso de los generales, vencedor en Rocroi, se pasa al bando peninsular. Victoria brillante en Valenciennes… y derrota final en Las Dunas.

Al igual que en sus tomos previos, Guthrie mantiene un alto nivel para explicarnos el panorama geoestratégico, los intereses y argumentos de cada corona involucrada en la sangría. Y a continuación desmenuza los choques aportando todos los datos disponibles: número de infantes, de caballos, de cañones, moral, orden de batalla, terreno, líderes, movimientos…

El ciclo se cierra de esta manera con nota.


lunes, 11 de marzo de 2024

Conocer Nietzsche y su obra

Clave de lectura: Resumen de la filosofía de Nietzsche bajo la lámpara de Savater.
Valoración: Razonablemente bueno ✮✮✮✩✩
Música: Wie sich Rebenranken schwingen, de Friedrich Nietzsche ♪♪♪
Portada del libro Conocer Nietzsche y su obra, de Fernando Savater.

Di gracias cuando en el examen de selectividad cayeron Platón y Rousseau. ¡Me los sé, me los sé! Es que había otras opciones en el bombo que…

A Nietzsche, por ejemplo, lo tenía estomagado. ¡Vaya tipo abstruso! Antihumanístico, en mi particular cosmovisión juvenil. Apenas hubiera podido pergeñar tres o cuatro frases sobre La gaya ciencia en modo papagayo.

Con esta manía a las espaldas, abro ahora un libro titulado Conocer Nietzsche y su obra. El nombre del autor es reclamo suficiente para dar el paso: de nuevo, Fernando Savater.

¿Resultado? Bueno, el señor del bigote salvaje aún me cae «gordo», aunque —y esto no es baladí— gracias a su apólogo creo entenderlo mejor.

Si no el bigote, Savater consigue desbrozar los significantes y que parte de la hojarasca se vea más clara.

La muerte de Dios, la voluntad de poder, el eterno retorno, el superhombre, la «gran política»…

Como digo, otra cosa es que mi sensibilidad, ya poco dieciochoañera, siga resistiéndose a sus planteamientos. Las manías son así de cabezonas.

Y es que en absoluto me parece «heredero de la Ilustración», como su colega filósofo afirma. Acepto por el contrario el rol de «radicalizador crítico». En un sentido bastante literal: drástico, extremista, intransigente.

(Me atraviesa la memoria aquella escena de la película Así en el cielo como en la Tierra en la que Dios Padre lee a Nietzsche bajo la farola de la plaza y le comenta admirativamente a Jesucristo que escribe «a gritos»).

Aunque no sea mi taza de té, hay que beberla con sus gotas de limón para poder opinar. Tiempo bien invertido, en suma.


lunes, 4 de marzo de 2024

Todo está perdonado

Clave de lectura: Madrid, ciudad sin petróleo, con fútbol y una ley en venta al mejor postor.
Valoración: Penalti injusto ✮✩✩✩✩
Música: El trío infernal, de Ennio Morricone ♪♪♪
Portada del libro Todo está perdonado, de Rafael Reig.

En mi inocencia, empecé a leer Todo está perdonado creyendo que sería fiel continuadora de Sangre a borbotones, la curiosa distopía del detective Carlos Clot en un Madrid surcado por canales navegables.

Además, Rafael Reig había ganado con ella el premio Tusquets, cuyo jurado la describió así: «Una novela compleja que, sin dejar de lado el humor, recupera la historia reciente de España y la reinterpreta con un enfoque inédito en la literatura hispana».

Pues bien, no me ha gustado nada. Nadaaaaaaaaaaa (grito de frustración). Un nuevo leño a la hoguera de descrédito sobre los galardones literarios en este país nuestro de los horrores.

Laura Gamazo, hija de un influyente empresario, muere envenenada en el Ritz en vísperas de su boda y el padre encarga aclarar los hechos a un equipo de investigadores: Antonio Menéndez, policía retirado y viejo amigo de la familia, Clot y otros agentes en activo que no pintan nada en la historia.

Pese a las desavenencias que surgen entre ellos, han de colaborar para cubrir todas las hipótesis posibles. En los bajos fondos y en las altas esferas. Cada una de ellas con peligrosas ramificaciones.

Entre tanto, la selección española de fútbol disputa el Campeonato de Europa a las órdenes de Luis Aragonés. Los corazones del país entero bombean pasión por que, de una maldita vez, rompan la barrera de los octavos de final.

Así se resumen el caso, los principales actores y el escenario.

¿Y el desarrollo? ¿Y el desenlace? Una absurdez, que me perdonen el jurado del premio, los críticos profesionales y hasta el espíritu del seleccionador. Un fracaso rotundo.

Si dijera que, en medio de la trama detectivesca, el autor introduce alguna que otra digresión, estaría dándole la vuelta a la realidad. Lo que hace es introducir retazos de trama en medio de monumentales digresiones.

El libro trata realmente de cómo las familias Gamazo y Menéndez adquirieron su estatus a partir de la Guerra Civil, un éxito a la sombra del régimen pero con el olfato de saber nadar y guardar la ropa. Y larguísimas peroratas futboleras que ironizan con lo idiotizada que está la gente con la pelota.

Tiene algunos hallazgos, de acuerdo, me resisto a que me invada una opinión tan negativa. Por ejemplo, un interrogatorio dentro de cierta secta que abomina de comuniones que no depositen la hostia directamente en boca, asoma con interés a mitad del volumen… Para desvanecerse en dos patadas.

Y la conclusión, despejando el móvil y los medios utilizados por los asesinos, se antoja fútil a más no poder. O las escenas de ayuntamiento morboso protagonizadas por Clot, que no hay quien las salve.

En fin, fatal.


lunes, 26 de febrero de 2024

Justicia

Clave de lectura: ¿Un hombre culpable e inocente? ¿Un abogado preso de la desesperación? «¿Justicia?».
Valoración: Muy bueno ✮✮✮✮✩
Música: Concierto para piano nº 2 (II.Allegro appassionato), de Johannes Brahms ♪♪♪
Portada del libro Justicia, de Friedrich Dürrenmatt.

Uno de los dilemas presentados en el libro que comenté en la anterior entrada hace referencia a un juez con pruebas sobre la culpabilidad de un acusado pero conocimiento de que su obtención ha sido ilícita (han entrado en su domicilio sin una orden, por ejemplo, o esta se ha firmado de forma irregular después del arresto).

¿Qué debería hacer moralmente? Mirar hacia otro lado para castigar así los actos del criminal o preferir el imperio de la ley y que se vaya de rositas?

Justicia. Ley. ¿No son acaso lo mismo, al menos en un sistema democrático? ¿No? El suizo Friedrich Dürrenmatt abunda en esta disyuntiva a través de una novela con el título del primer concepto.

Todos sabemos que el doctor Isaac Kohler, adinerado consejero cantonal, es culpable de asesinato. El narrador nos lo deja claro desde el principio.

Ha pedido a su chófer que detenga unos minutos el auto en el que acompaña a un ministro británico hasta el aeropuerto. Se ha apeado con un revólver. Ha disparado sobre Winter mientras este almorzaba en el Du Thèâtre, delante de testigos, incluso del comandante de policía. Ha vuelto a salir.

Y es el propio fiscal Jämmerlin, una vez decretada la búsqueda, quien le estrecha la mano, petrificado, al sentarse a su lado en la sala de conciertos. Mozart, Brahms, Bruckner, ni pensar en interrumpir tal manifestación de cultura. Solo tras los largos aplausos es por fin detenido.

No se encuentra el arma durante las pesquisas, pero las demás evidencias no admiten duda. El juicio se celebra y la sentencia, veinte años entre rejas, es la que cabía esperar.

Pero un detalle continúa tan oscuro como el paradero del revólver: ¿por qué apretar el gatillo? No tiene ningún motivo, responde Kohler. Un atentado contra la lógica.

El consejero contrata entonces a un joven e idealista abogado, Spät, para que parta de la hipótesis opuesta a la reconocida: su inocencia. Nada de locuras o atenuantes. Discutiendo su propia palabra, le pide demostrar un imposible: «lo hizo pero no lo hizo».

¿Puede haber algún agujero? ¿Y si Spät consiguiera de hecho trenzar una historia alternativa para exonerarlo, quizá en contra de su misma voluntad?

¿Una en la que las diferentes figuras del drama —Hélène, la hija del reo, el abogado estrella Stüssi-Leupin, el profesor Knulpe, el arquitecto Friedli, el detective privado Lienhard, el doctor Benno, Monika Steiermann, Lucky…— parecen jugar al billar sobre un tapete, buscando el mayor número de carambolas para que la vida continúe en la plácida sociedad alpina?

¡Se va a librar! ¡Lo va a conseguir! ¡Y vuela a un exilio dorado en el extranjero, donde no podrán reclamarlo!

Y Spät, ahogado entre las paredes de una botella, proscrito en la profesión, arrastrándose en casos menores del hampa, es el propio narrador.

Con una última esperanza: que Kohler pague algún día. Y que sea su mano temblorosa por el alcohol la ejecutora.

Reseñable obra, ya lo creo. Muy a tener en cuenta.


domingo, 18 de febrero de 2024

Aristóteles va a juicio

Clave de lectura: Derecho, falacias, tautologías, dilemas, sesgos… La verdad…
Valoración: Muy interesante ✮✮✮✮✩
Música: Matar a un ruiseñor, de Elmer Bernstein ♪♪♪
Portada del libro Aristóteles va a juicio, de Daniel Peres Díaz.

El título completo es largo: Aristóteles va a juicio. Manual de argumentación filosófica y jurídica.

(Por cierto, creo que Cartago debe ser destruida).

En primera instancia, el volumen de Daniel Peres Díaz parece dedicado a los profesionales de una ciencia social concreta. Se clasifica bajo el epígrafe de Filosofía del derecho y derecho natural.

Ah, pero no. Hay otras instancias por encima y su recorrido es más amplio: «examinar y someter a discusión los fundamentos mismos de la argumentación racional».

En Roma, por ejemplo, si no sabías ganar casos con tu labia, independientemente de las evidencias, no eras nadie en el foro. ¡Amigos, romanos, compatriotas...!

Aunque los sistemas legales occidentales, al correr de los siglos, intentaron incorporar una serie de principios para que la justicia no dependiera —no del todo— de presunciones, pruebas circunstanciales o el humor del magistrado de turno.

Intentaron conectar con la «lógica». Qué complejo puede llegar a ser el término…

El capítulo de apertura, Las locas historias de la lógica, se dedica a aclarar un poco esta complejidad, ofreciendo ejercicios, paradojas, malentendidos semánticos o esquemas de inferencia. Aristóteles nos observa desde la tribuna con atención.

Si cruzamos el capítulo segundo, entramos en el dominio de las falacias, sesgos y otros desvaríos argumentativos.

Hoy en día, y en cualquier ámbito de discusión, la línea en boga consiste en gritar más, soltar barbaridades populistas, medias mentiras, cifras incomprobables, hechos fuera de contexto, desviar la atención hacia otro tema o apelar a «las tripas» de la audiencia, las emociones más saurianas.

(No os olvidéis de Cartago, hay que borrarla del mapa).

¡Que la falacia sea la reina!

Peres hace un recorrido por falacias clásicas (ad hominem, ad populum, reductio ad absurdum…) y nos anima a reconocerlas y saber cómo contragolpear si nos las tiran a la cabeza.

Carga contra las tautologías con ejemplos reales de declaraciones de insignes políticos y tampoco se olvida de los sesgos cognitivos que nos afectan a nivel subconsciente.

Con lo cual alcanzamos el capítulo tres: Algunas técnicas y problemas de argumentación jurídico-filosóficos.

Este podría ser el más especializado o circunscrito al ejercicio de las leyes. No obstante, como señalaba al principio, la amplitud de recorrido nos permite a las personas ajenas a su mundo obtener enseñanzas de él.

Uso, abuso o distorsión de los términos. Los dilemas. La importancia de los recursos audiovisuales. La importancia del sexo en el argumento.

(Al menos, eso sugieren ciertas sentencias y votos particulares de muestra).

Y, sobre todo, un apartado con enjundia: la complicada relación entre el derecho y la verdad. Tema que es ojo derecho y objeto de investigación en la carrera del autor, según nos cuenta.

Nada más. Veredicto de «muy interesante» por mi parte.

(P.D.: Delenda est Carthago).